miércoles, octubre 24, 2007

Novedades...


La imagen la he hecho hoy con la cámara de fotos del móvil; es el principio del último capítulo de mi libro "Café para dos", que empecé a escribir el año pasado (creo) y que, al parecer, estará terminado dentro de poco. Estoy muy contento por haber sido capaz de llegar tan lejos con este proyecto.

Por cierto, me he fijado en que hoy se han superado las 1000 visitas al blog. Muchísimas gracias a todos los que lo seguís, puesto que lo hago para vosotros, para que disfrutéis con lo escribo y para que me ayudéis a mejorar en este mundo tan difícil que es el arte... En serio, mi más sincero agradecimiento para todos vosotros.

No dejéis de leerme, un abrazo y gracias de nuevo!

Adri

sábado, octubre 20, 2007

Recuerdo que...

Hace mucho tiempo, más de medio año, fui una tarde a un Burger King que hay en la plaza del ayuntamiento de Valencia. Había ido a comprar unos cómics y, como llevaba un par de euros sueltos, se me ocurrió tomarme una hamburguesa en plan rápido.

Cuando me senté en una de las mesas de dentro para tomarme la "merienda", me percaté de que había un vagabundo sentado en una mesa cercana. Barba descuidada, canosa, rostro sucio y cansado, uñas negras, chándal viejo, gastado y polvoriento... Un cuadro. Me dio bastante pena y se me ocurrió pensar que, tal vez, en un pasado había vivido tiempos mejores.

Recuerdo que se me grabó en la memoria porque el vagabundo, que estaba sentado en una mesa cerca de la puerta, estaba escribiendo: llevaba un vieja libreta de tamaño DINA5, con el gusanillo doblado y las tapas de cartón medio sueltas. Era un libreta muy fina, porque se habían arrancado muchas hojas, y escribía con un boli Bic viejo que, a pesar de todo, aún conservaba la tapa.

Recuerdo que me tomé la hamburguesa mirando cómo el hombre escribía o pasaba las páginas de la libreta. Y recuerdo que, cuando me fuí del Burger King, me fui con la curiosidad de saber qué era lo que estaba escribiendo en aquella libreta...

jueves, octubre 11, 2007

Historias de un hombre (IV)

De vuelta al bloque de apartamentos se cruzan en la escalera. Esta vez, en vez de limitarse a miradas, se dirigen la palabra. Empieza ella, de forma tímida, puesto que él está tan ensimismado con el problema de la ferretería que no se percata de su presencia.

-Hola.

Él la mira de arriba abajo, detenidamente, descaradamente. Ella ni se inmuta; incluso da la sensación de que está satisfecha con esa reacción. Lo mira sonriente y sigue hablando:

-Me he mudado aquí desde Toronto- -

-Ohio, ¿eh?- dice él sin mucho entusiasmo-. Nunca he estado allí.

-En mi opinión, no te pierdes mucho.

-Bueno, no puede haber mucho que perderse si te has mudado a este antro.

-Lo encuentro bastante acogedor, la verdad.

Él la mira fijamente a los ojos. Ella no cede. En otras circunstancias se habría entregado a un plan de seducción, unas palabras bonitas, una mano que acaricia su pelo, su mejilla… Ferretería. Empleo. Dinero. Vida. En ese preciso instante hay cosas mucho más importantes que menearla un poco. La chica no parece resentida, no se opondrá a algo más adelante.

-En fin, un consejo: si te ataca un violador, grita “Fuego” o nadie irá a ayudarte; todos están demasiado preocupados con sus propios problemas como para atender a alguien que pide auxilio desde un callejón.

-¿Si evito los callejones también sirve?

-Buen segundo consejo, sin duda- dice él, pero su sarcasmo suena incluso un poco cínico. Ella no le da importancia; se mantiene igual que a lo largo de toda la conversación.

-¿Tantos violadores hay por esta zona?

-Bueno, hay uno como mínimo; otro creo que fue al trullo, pero me temo que lo soltaron hace poco. Además, hay muchos alcohólicos, y si los pillas con varias copas encima, pueden sobrepasarse… Si te dan problemas, llámame: sabes dónde vivo.

-Gracias por el ofrecimiento, espero no necesitarlo… o, al menos, no para esas situaciones.

No esperaba que ella empezase con las indirectas, pero no está mal; le gusta esa actitud. Quizás acaben en la cama antes de lo esperado… pero, aun así, sigue habiendo otros asuntos con preferencia. De modo que se dirige a ella con tono serio:

-Espero que no te importe si esas situaciones tienen que esperar, pero es que ahora mismo estoy muy ocupado resolviendo un par de asuntos que tengo pendientes.

-Tranquilo: con la mudanza estaré entretenida un buen rato…

Es entonces cuando se descuida y se olvida de toda la seriedad y de las intenciones de mantenerse a raya por el momento. La desnuda con la mirada fugazmente y le dice:

-¿Te apetecería quedar mañana por la noche para cenar? Así nos conocemos un poco más y… bueno, vamos a ser vecinos, no estaría de más, creo.

Ella lo mira satisfecha.

-Me parece una idea genial.

Se despiden con un par de besos en la mejilla, bastante tímidos e incluso un poco torpes, lo cual favorece bastante la situación; ambos tienen bastante claras las intenciones del otro. Entonces él sube las escaleras y, al llegar a su felpudo, deja caer la cabeza contra la puerta. Una idea genial… ¿con 15$?

Continuará...